lunes, noviembre 16, 2009

BLACK KISS


Cuando era muy joven, soñaba con tocarle los pechos a las mujeres. Era el summum del placer concebido, y bastaba un leve roce, una presión, para que me corriera como una catarata. Más adelante comencé a obsesionarme con que me la chupasen. Mujer que me gustaba, me la imaginaba con mi polla en su boca, formando ese relieve delicioso que sobresale en sus mejillas cuando juguetean con ella. Ahhhh.

Pero fue pasando el tiempo y aquel delirio, que ocupaba el cien por ciento de mis fantasías sexuales, se fue normalizando. Entonces llegó la época en que soñaba con dar por culo. Mi sueño era ir a cenar con una mujer deliciosa, guapa, elegante, a la que hubiese penetrado por detrás. Y sonreirla en la mesa del restaurante, besarle la mano, mientras me decía interiormente: "Te he entrado en el culito, me he derramado en él". Bffff. Eso me volvía loco.

Pero ahora noto que he descubierto otro placer que eclipsa los demás. El beso en el culo, la lengua en el agujerito. Me gusta hacerlo cuando es una mujer que me gusta, tiene un gusto dulzón, a tierra mojada, y es delicado seguir el anillito formado por el esfínter con la lengua, introducirla un poco en esa flor cerrada del culo.

Pero sobre todo me gusta que me chupen el culo. Es un placer sublime. Que te hagan una buena mamada es como un concierto de una orquesta. Mucho ruido. Pero que te chupen el culo lentamente con la punta de la lengua resulta tan delicado como un recital de violín, suave, embrujador, te transporta sin hacer que te corras. Puedes estar horas y a cada movuimiento de lengua el placer es diferente. Infinito.

Todos los otros placeres desaparecen ante él.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

si, no hay nada como la entrega mutua al beso negro.

Anoche me follé un culo... me comí un culo.

Es lo mejor.

Mónica dijo...

A mi me encanta hacerlo...
Me pone muy cachonda ver como os pone de cachondos...

Beso

Baile Antiguo dijo...

Mira que me pones, tú.