miércoles, febrero 11, 2009

SANTA LÍBIDO






Hay algo que me parece tan elemental, tan evidente, y que sin embargo resulta tabú. La mayor parte de las historias de martirios cristianos, de santas y santos, tienen un gran componente sexual. Sólo una persona tan imbuida en esa tradición y con las anteojeras de lo puritano es capaz de ignorarlo.

El desnudo de San Sebastián, ¿no es acaso altamente erótico? Tantos santos desnudados, profanados, martirizados, ¿no son sino alegorías de la violencia sexual? ¿No será por eso que los fieles se ponen en estado de trance? Hay algo abismalmente libidinoso en esas historias de fe, muerte y laceración del cuerpo.

Para mí no hay mejor ejemplo de esa santa Libido que la historia de Santa Eulalia. La virgen barcelonesa que fue primero desnudada, luego azotada, y finalmente aspada desnuda. Todo ello delante de rudos romanos y cargos oficiales.

Dice que la leyenda que para evitar que Eulalia se mostrase desnuda en la cruz comenzó a nevar y el pelo le creció milagrosamente. Lo cual no deja de ser un remiendo para tapar justamente ese capital de lujuria que late detrás del episodio.

En el fondo muchas historias piadosas no son sino una catarsis profunda de los instintos más bestiales (perseguir, desnudar, violar) en el teatro de polichinelas de los santos y santas y de los "malos" gentiles.

Pero la verdadera función está dentro de cada uno.

De ahí el impacto que todas estas leyendas han tenido a través de los tiempos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Ese miedo-deseo de ser violentado... aterrador y excitante... Viólame, pero poco... pégame, pero suave... muérdeme, pero despacito...

La Diosa Eterna.