domingo, noviembre 12, 2006

EL OJO OCULTO

Aquel adolescente fue un descubrimiento. Después de desnudarla delante de la ventana y exhibirla lo máximo que pude, bajé a toda prisa. ¡El estaba allí! Demudado, tartamudeaba. "¿La has visto?", le dije. El hizo un gesto ambiguo: "si pero de muy lejos".

Yo le miré y pensé que podía ser el instrumento erótico perfecto. Podía jugar con sus instintos para obtener una excitación sin límites. Porque aquella misma noche le hice el amor y pensaba en aquel chico andrajoso cada vez que tocaba su piel o me hundía en su sexo. ¡Fue un delirio!

Así que la próxima vez que me lo encontré le dije:

"¿Quieres verla desde más cerca?"

1 comentario:

Anónimo dijo...

Y qué decir de meter el dedo índice en tan delicado agujero, previamente ensalivado y juguetear entrando y saliendo del mismo, para al final lamerlo con placer. A mí cada día me gusta más meterle a mi mujer el dedo en su culito precioso y turgente que más parece el culito de una adolescente que el de una mujer de cuarenta y pico. Como digo, mientras le lamo su precioso coño de labios prominentes le meto suavemente el dedo en su adorable agujero y le hago llegar al orgasmo entre gritos de intenso placer. Y qué placer el mío lamiendo tan exquisito caramelo en forma de dedo...