sábado, abril 29, 2006

DESNUDO Y CONTEMPLADO

Tuve dos o tres novias, con las que sentía a veces esa excitación pasajera del desnudo. Recuerdo la primera vez, en una especie de playa muy escondida. Por primera vez mi novia, que tenía un pelo moreno bonito y muy largo, se tumbó desnuda junto a mí. Yo también me desnudé y entonces sentí esa sensación que he tardado muchos años en definir. No era exactamente la erección, sino una presión profunda entre el vientre y el sexo. Como un cosquilleo eléctrico que me recorría todo el cuerpo.

La veía desnuda, pálida y con el triángulo del pubis oscuro, y nació algo que tardaría algo más en manifestarse. Recuerdo que me levantaba y distinguía al otro lado de la cala dos mujeres que me miraban. Yo estaba muy delgado y dudo que tuviese una buena figura desnudo. Pero que no me quitasen el ojo de encima me pareció lo más halagador que nunca había sentido.

No llegué a formular nada de todo aquello. De vez en cuando encontraba una foto de revista que me enamoraba. Una chica de ojos muy claros, que levantaba un poco un jersey muy grueso de lana para mostrar el triángulo de su vello. Se me quedó grabada.
Pensaba, como todos, en el abismo que existe entre las mujeres que conoces y aquellas en las que sueñas. Esas mujeres tan bellas y poderosas que no son de este mundo real. ¿Pero qué pasa si te encuentras con una de ellas?

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