Ella se queda enseguida dormida. Y cuando lo hace, pierde por completo la consciencia. No he visto cosa más inerte e inconsciente. Ronca, se refugia en su postura fetal, está ausente de todo. Yo aprovecho estas condiciones tan propicias para experimentar eróticamente.
Por ejemplo, me gusta sentir su mano agarrando mi sexo y dormirme así. Me siento como si fuese un enchufe conectado a la corriente. Como si tuviese una entrada de electricidad. Al principio cuesta un poco, porque le tengo que dar la vuelta y esperar a ese ligero despertar que tiene mientras pregunta: "¿Hmmm?"
Pero luego sigue dormida. Y entonces tomo su mano, abro con suavidad los dedos, y luego los paso alrededor de la polla. Ella misma los cierra y de forma inconsciente la coge con cierta fuerza. Puede estar horas y horas así.
Y yo me duermo entre la excitación y la serenidad, entre el deseo y el olvido.
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