jueves, mayo 25, 2006

EL AMANTE VIRTUAL

Si lo miras bien, en realidad llevaba el blog para obtener respuestas. No me bastaba el aliento invisible de los pajilleros, ni por supuesto las cuatro groserías de algunos "trolls". A veces, alguien se atrevía a hacer un comentario muy tangencial. Pero en realidad lo que estaba buscando era que un lector me hablara del cuerpo de mi pareja, que lo hiciera suyo. Era lo que me volvía loco. Tardé mucho en encontrarlo. Apareció de repente y era francés. Hizo algo muy inteligente. Comenzó a escribirme como si yo fuese ella.

Así, empezó con halagos. "Tu est très jolie", "una belleza terrena", "te fundes con la naturaleza". Pero luego fue poniéndose más en celo, pues a cada comentario yo colgaba una foto más osada. "Tu culo parece tan tierno". "Lamería tu espalda para quitarte la sal del mar". Luego ya aparecieron temas sexuales: "Pasaría mi sexo por tu viente gozando de cada contacto". Y empezó también a exigir con cierta brusquedad: "Ya es hora de que me muestres más abajo". "Quiero ver entre tus piernas".

Aquel descaro algo brutal me parecía el summum de lo erótico y jugaba con él. Fue una relación intensísima, eléctrica, hasta que algo pasó. Dejó de escribir durante varios días, y entonces la electricidad cayó en picado. Me parecía ridículo tener aquellas fotos colgadas, ella desnuda y ofreciéndose, para nadie. Para los pajilleros sólo.
Me envió un último mensaje decepcionante. Como si lo hubiese escrito sin ganas.
"Pasearía por tu pelo púbico y me entregaría a lo que juntos quisiésemos inventar". Y desapareció.

Fue el amante virtual de mi mujer. Y se comportó realmente como tal.

No hay comentarios: